Paco de Lucía el último doodle del año en Google




Paco de Lucía el último doodle del año en Google

Paco de Lucía el último doodle del año en Google. El 21 de diciembre se celebran 69 años del nacimiento de Paco de Lucía y Google conmemorará esta fecha de tres formas: una exposición en la plataforma en Google Arts and Culture sobre el músico flamenco, un concierto en su ciudad natal (Algeciras), interpretado por sus sobrinos, José María Banderas y Antonio Sánchez,  y un doodle temático, que será el último del año, y que se publicará en España y en todos los países de Latinoamérica.

Google conmemora el 69º aniversario de Paco de Lucía. Francisco Sánchez Gómez, de nombre artístico Paco de Lucía, fue un compositor y guitarrista español de flamenco con su último doodle para España y Latinoamérica.

Para mi Paco de Lucía con permiso de otros es el mejor guitarrista español que hemos tenido. Hacia hablar a la guitarra española y con su flamenco. Seguro que has oído Entre dos aguas como una de sus famosas canciones.

Un gran reconocimiento de Google a este genial músico para terminar este 2016. Paco de Lucía, el genio que universalizó el flamenco

Os dejamos el extracto de la presentación que ha hecho Google en Google Arts and Culture.

Memoria de Paco

Un recorrido por la vida y la obra de Paco de Lucía, el algecireño Francisco Sánchez Gomes, genial guitarrista que revolucionó el flamenco y enriqueció el jazz.

Paco de Lucía el último doodle del año en Google
Paco de Lucía el último doodle del año en Google

En la casa del padre

Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía, nació a 21 de diciembre de 1947 en la algecireña calle de San Francisco, en el barrio mestizo de La Bajadilla en donde payos y gitanos compartían las estrecheces del presente y una indudable vocación por el porvenir. En la foto, Paco, con sus hermanos Ramón y Pepe y sus padres, en una reunión familiar. Otros dos hijos, Lucía y Antonio, no emprenderían carrera artística pero todos se mantuvieron unidos de por vida.

Era hijo de dos supervivientes: Antonio Sánchez Pecino, vendedor de día y tocaor de noche, y Luzía Gomes, inmigrante portuguesa en la Algeciras de los años 30. Paco y Pepe se darían a conocer como «Los chiquitos de Algeciras», un dúo que triunfó en el concurso de Jerez de 1962 y que recorrió EE.UU. en la compañía de José Greco.

Paco da el Cante

Paco regresa a España y se instala en Madrid, junto a una familia que empieza a mirarse al espejo del éxito. Más allá de los Chiquitos, él iba a llamarse a veces Paco de Algeciras, pero también definitivamente Paco de Lucía, en homenaje a su madre. Paco graba con Ricardo Mondrego, canciones iberoamericanas con su hermano Ramón y, en solitario, coplas populares recogidas por García Lorca. Hubiera querido ser cantaor: “Pero era tan tímido que me escondí detrás de una guitarra” (Paco de Lucía). Paco graba y acompaña a cantaores como Antonio Mairena y Juan Peña El Lebrijano. Con Antonio Fernández Díaz “Fosforito” grabó ocho discos antológicos.

Forajidos de Leyenda

Paco de Lucía y José Monje “Camarón de la Isla” se conocieron en 1968, entre Madrid y Jerez. Ambos viajarían juntos en las largas giras del Festival Flamenco Gitano. Camarón ya había grabado un primer disco con Antonio Arenas pero iba a grabar nueve “con la colaboración especial de Paco de Lucía”, tal y como rezaban las portadas kitsch de los vinilos de aquel periodo. Ambos inventaron juntos un nuevo palo, La Canastera, y se convirtieron en hermanos de sangre y forajidos de la ortodoxia flamenca. Camarón fue tutelado por el severo patriarca Antonio Sánchez, hasta que se casó y abandonó aquella familia adoptiva.

A partir de “La leyenda del tiempo” nada fue lo mismo ni en el flamenco, ni entre ellos mismos. Volvieron a encontrarse ambos en 1981 a bordo de un disco titulado “Como el agua”, unos tangos escritos por Pepe de Lucía.

Su patria artística serían los estudios discográficos, desde los primeros álbumes con colorido vintage, a los que irían grabando a salto de mata, hasta «Potro de rabia y miel», aparecido en vísperas de la muerte de José en 1992. Juntos o en compañía de otros, transformaron la historia de su música. La conjunción de Urano con Saturno, según sentenció su amigo José Luis Marín.

El viaje del caracol

Desde aquella gira adolescente por Estados Unidos, la patria de Paco fue la tierra. Su nombre ha sido escrito en casi todos los idiomas del planeta, pero su música no hace falta que se traduzca: “Yo siempre viajo como los caracoles, con la casa a cuestas. Y esa casa es Algeciras”, le confesó a su paisano Juan Casal. Sin embargo, sus patrias musicales están en los cuatro vientos, desde la ópera de Viena al diminuto rincón flamenco que la vieja Nana abrió en el antiguo barrio chino de Tokio: “En Japón se considera el flamenco desde hace mucho, en Estados Unidos también y ahora gracias a Dios en todo Europa y en el resto del mundo. Yo llegué a ciudades donde nunca antes había estado ningún flamenco”. En un lugar de Yucatán, no muy lejos de Cancún, en la costa mexicana, Paco guardaba un refugio donde volver a ser Francisco Sánchez. Hasta allí, fue la muerte a buscarlo.

Un año antes de ganar como solista el concurso de guitarra de Córdoba o de cosechar un enorme éxito en Francia junto al bailaor Antonio Gades, el guitarrista acude al festival de jazz de Berlín de 1967, con Pedro Iturralde, con quien grabó dos discos bajo el título de Flamenco Jazz, en los que también sonó la guitarra de Paco de Antequera. El guitarrista algecireño retomará su relación con el jazz a partir de sus colaboraciones con el grupo Dolores, dirigido por Pedro Ruy Blas, del que formaban parte Jorge Pardo y, más tarde, Carles Benavent, el núcleo de su futuro sexteto. La música y la vida le hermanaron con John McLaughlin o con Chick Corea.

Spanish tingle

El spanish tingle ya existía en el jazz y Miles Davis había hecho bandera de dicho sonido. La fusión definitiva entre ambas músicas vendría de la mano de Paco, en su serie de conciertos y grabaciones sucesivas con John McLaughlin, Larry Coryell, Al Dimeola o muchos otros, como Chick Corea o Wynton Marsalis. De ellos, aprendió a improvisar a partir de standards, melodías conocidas por todos, una técnica que Paco trasladará hasta el ámbito flamenco.

Entre dos aguas

Su música compuso la banda sonora de la transición democrática española, desde que en 1973 grabase “Fuente y caudal”, un disco clave en el que aparece su rumba “Entre dos aguas”. El éxito le lleva hasta los 40 Principales o a presentar un programa propio en TVE. En 1976, mientras España se dirime entre la muerte de Franco y la recuperación de las libertades, Paco publica “Almoraima”, «un disco indiscutiblemente revolucionario para el mundo de la guitarra flamenca –afirma Alberto García Reyes– pero que, en realidad, no ahonda sino aún más en la escuela de los dos genios citados. Eso sí, la supera definitivamente. Es el punto de inflexión de Paco y, por ende, del flamenco”. Emilio de Diego les refirió a José Manuel Gamboa y a Faustino Núñez lo que contestó Paco de Lucía en un programa de TVE a la pregunta de cómo se definía políticamente: “Yo sólo entiendo de música. Y los guitarristas decimos que la izquierda piensa y la derecha ejecuta”. Meses más tarde, la ultraderecha le propinó una paliza en plena Gran Vía de Madrid. España también estaba entonces entre dos aguas.

Un flamenco en el Real

Jesús Quintero, manager por entonces de Paco, le abrió las puertas del Teatro Real en 1975. La catedral de la música clásica española no había acogido hasta entonces al flamenco: «Muchas gentes opinarán que Paco de Lucía se honra actuando en un recinto tan ilustre –escribió Félix Grande–. Hay que opinar también que ese recinto ilustre se llenará a su vez de honra cuando en él empiece a sonar la música de este andaluz del pasado, del presente y del mundo». Andrés Segovia cuestionaría su virtuosismo a raíz de su disco «Paco de Lucía interpreta a Manuel de Falla» (1978),pero Paco fue explícito al respecto: » Mi intención no ha sido meterme en el mundo de la música clásica. Lo que he intentado ha sido devolver la música de Falla a sus raíces».

Un sexteto en la carretera

A la manera de los jazzistas formar su propio grupo, con el que inicia gira en 1980 y estrena disco en 1981, bajo el simbólico título de “Yo sólo quiero caminar”. La formación original estuvo constituida por sus hermanos Ramón y Pepe, a quienes se sumaron el bajo de Carles Benavent, los vientos de Jorge Pardo y la percusión de Rubem Dantas, quien incorpora el cajón peruano a la escena flamenca. Por sus filas, a lo largo de diecisiete años, transitaron bailaores como El Grilo y hombres orquesta como Manuel Soler, cantaores como Duquende o Rafael de Utrera o guitarristas como su sobrino Jose María Bandera. Junto a ellos protagonizó sus grabaciones de madurez, un periodo en el que alumbra títulos como “Siroco” o “Ziryab”, el sobrio luto de «Luzía» y la algarabía de «Live in America».

Una guitarra de luto

El disco “Luzía” supuso una catarsis para Paco. Era el reflejo del luto que le causó la muerte de sus padres, la tan temprana de su hermana María y la de su otro yo, Camarón de la Isla. A las primeras, siguió el dolor. A la última, también la rabia: un sórdido rumor sin fundamento hizo correr la especie de que Paco de Lucía se había quedado con los derechos de autor que correspondían a su amigo muerto. Durante décadas y a pesar de los desmentidos de la SGAE, de los flamencólogos y de los propios flamencos, la calumnia siguió contaminando su recuerdo. El guitarrista estuvo varios meses sin poder tocar y varios años buscando una voz que aliviara su pena. Él no sólo sabía que el trono del cante flamenco estaba vacío sino el de su corazón, también. De ahí el grito lastimero, entonado por su propia voz, de una seguidilla titulada como ese álbum. De ahí, el silencio ensordecedor de la rondeña que lleva el nombre de Camarón.

Actor y personaje

Era apenas un niño cuando entró en la pantalla grande junto a su hermano Pepe y el bailarín Antonio, en un rodaje que tuvo por escenario la cueva de Nerja, en Málaga. Autor de bandas sonoras como “La Sabina” (1978), de José Luis Borau, o “The hit” (1994), de Stephen Frears, Paco puso música junto a Bryan Adams a la canción central de la película “Don Juan de Marco”. Pero su primera irrupción como actor de cine, interpretándose a sí mismo, fue en “Carmen”, de Carlos Saura (1985), protagonizada por su amigo Antonio Gades. Con Carlos Saura y con Juan Lebrón como productor filmaría “Sevillanas” (1990), en donde actúa junto a su compadre Manolo Sanlúcar, así como en “Flamenco” y «Flamenco, Flamenco». Protagonista del documental “Francisco Sánchez, Paco de Lucía”, dirigido por Daniel Hernández con producción de Pablo Usón, poco antes de su muerte, a comienzos de 2014, su hijo Curro Sánchez terminaba de editar “Paco de Lucía, La Búsqueda”, un documental que obtendría un Goya. Paco aparece como personaje de ficción en la película “Camarón” (2005), de Jaime Chávarri, interpretando su papel Raúl Rocamora.

El espejo del Alma

Numerosos pintores, dibujantes y fotógrafos -entre ellos, David Zaafra, Vázquez de Sola o Colita- han reproducido los rasgos marcados de un Paco de Lucía que lució melena progre en la España setentera y que fue cambiando su semblante bajo una acusada calvicie. Pero la cara, en su caso, es el espejo del alma, que numerosos fotógrafos han sabido captar, desde José Lamarca a su viuda, Gabriela Canseco. «Al envejecer, uno no sólo se pone más feo sino que se vuelve sabio», llegó a afirmar.

Doctor del toque

La fama y el escalofrío del público llegaron pronto y le siguieron a bordo de sus guitarras de los Hermanos Conde, de Pepe Romero, de Tony Morales o de Lester Devoe. Pero los reconocimientos tardaron más, tanto por parte de la crítica como por las instituciones. Hijo predilecto de Andalucía, de Algeciras y de la provincia de Cádiz, fue nombrado doctor honoris causa por dicha Universidad en 2004 –“el doctor de la guitarra” lo definió Aida Agraso– y posteriormente por la Universidad de Berklee en Estados Unidos. Premio Niña de los Peines de la Junta de Andalucía, también ganó un Grammy sin el apellido Latino y se convirtió en el primer flamenco en recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. En Algeciras, su patria chica, se erigió una formidable escultura que recrea su figura, obra de Nacho Falgueras, que también firmó las manos que hoy luce su panteón.

Mejor persona que artista.

Ha llegado a cantar en sus discos “Luzía” y “Cositas buenas” y su estela alcanza a creadores tan diversos como Rubén Blades, Djavan o Pat Metheny. Eso sí, no dudó en secundar en diversas aventuras musicales a creadores de otros territorios rítmicos, como Carlos Santana, Los Marismeños, Serrat, Aute o su amigo Alejandro Sanz, a quien había prometido regalarle una guitarra cuando era un niño. En la vida cotidiana, le gustaba la guasa –aquí aparece disfrazado en la provincia de Huelva–, la literatura y el cine. Tomatito le definió con las siguientes palabras: «Es mejor persona que artista y fíjate qué artista tan grande es».

Detestaba la fama y dar discursos, pero escribía con precisión, amaba el fútbol y la pesca submarina. Casado en primeras nupcias con Casilda Varela, tuvo tres hijos con ella y otros dos, más tarde, con su viuda Gabriela Canseco. Llegó a anunciar cava cuando aún se llamaba champán y comercializó una guitarra con la complicidad de su hermano Ramón y de su amigo Juan Estrada. Junto a su amiga la bailaora Sara Baras escoltó el paso de la antorcha olímpica por Madrid. Al margen de cientos de enlaces en Internet, su web www.pacodelucia.org, con un activo foro de seguidores.

Dicen de él

En “Memoria del flamenco” (1978), Félix Grande reivindicó por primera vez de manera vehemente la primacía de Paco de Lucía en el reino de la guitarra flamenca. Grande editará luego “Paco de Lucía y Camarón de la Isla”, al borde del año 2000. El primer biógrafo de Paco fue Donn Pohren, un aficionado estadounidense devoto de Diego el del Gastor, quien llegó a subtitular su libro “El plan maestro”. En 1994, Juan José Téllez firma “Paco de Lucía, retrato de familia con guitarra”, que ampliaría diez años más tarde con “Paco de Lucía, en vivo”, un ciclo que cierra en 2014, tras su muerte, con “Paco de Lucía, el hijo de la portuguesa”. En 1999, en Estados Unidos y en inglés aparece “Paco de Lucía, a new tradition for the flamenco guitar”, de Paco Sevilla.

Por fin, en 2004, se imprime “Paco de Lucía, la evolución del flamenco a través de sus rumbas”, escrito por Diana Pérez Custodio como resumen de su tesis sobre ese mismo particular, el primer trabajo universitario de dicha índole que fue leído en España. Posteriormente, con su discografía integral publicada por Universal, se incluye una aproximación biográfica de José Manuel Gamboa así como una notable guía de audición de Faustino Núñez.

La muerte de Dios

Paco de Lucía volvió al Teatro Real, aunque no fuera de su gusto. Lo hizo en 2011 para apoyar la campaña institucional para la incorporación del flamenco a la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que elabora la Unesco. Él siempre fue flamenco pero también universal. En sus últimos días y durante un viaje a Cuba, acarició la posibilidad de realizar alguna futura colaboración con los músicos de la isla. Su último disco de estudio se tituló “Canción Andaluza”, un homenaje a la copla con la memoria puesta en su amiga Marifé de Triana, cuya muerte le conmovió. En el álbum, entre otras colaboraciones, registra las voces de Parrita, Oscar de León o Estrella Morente, a quien ya había acompañado con anterioridad. Fue un empeño tan personal, que todas las guitarras, así como diferentes instrumentos de cuerda, corren por sus dedos. No le hace falta, eso sí, voz alguna para que los versos de “Ojos verdes” resuciten bajo su pulso preciso, contenido, poético y casi minimalista.

La muerte le visitó en Cancún, a 26 de febrero de 2014, en el estado mexicano de Quintana Roo, en un hospital a donde le había llevado Gabriela Canseco. Se sintió mal mientras jugaba con sus hijos pequeños en una playa próxima a Tulum, junto al poblado caribeño de Xpu-Ha. La familia acababa de volver de Cuba y él había dejado el tabaco tras el fallecimiento reciente de su amigo Félix Grande. El fin de sus días también paró el corazón musical del mundo.

Le falló el corazón, pero no olvidó sus raíces. Durante el verano anterior había llevado a sus hijos menores al pequeño cementerio de Algeciras y pidió ser enterrado allí, junto a sus padres, su hermano Ramón y su hermana María. Es el lugar donde sus deudos dispersarán también las cenizas de su hermano Antonio, fallecido en mayo, apenas tres meses después. Manuel Bohórquez aseguraba que siempre calificaron a Paco como un genio pero pocos podían explicar por qué: “Tampoco él supo explicar nunca la genialidad de su toque, porque Paco hablaba poco de él. Sabía que era Dios, pero era un dios modesto, humilde y tímido”. Él creía ser una hoja sin más en el largo río de la vida y de la historia.

Fuente: https://www.google.com/culturalinstitute/beta/u/0/exhibit/mAIyq5VsZOvILQ

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