Era uno de los pedruscos preciosos más esperados de esta nueva temporada, sobre todo por su anunciado espíritu flashback y «rescatador» de una saga que dejó muy buenos recuerdos y sabor de boca al jugón finisecular. Y es que «Driver» corrió en paralelo a los primerísimos «GTA» y, para más de uno, les batió en el duelo cosmopolita, mafiosete y supersónico gracias a su entramado tridimensional prácticamente revolucionario (aunque también con lógicos fallitos de principiante).La secuela, quizá algo precipitada, tampoco salió mal, sobre todo por el aire exótico de sus misiones, algunas localizadas en La Habana y Río. Otra cosa fueron sus dos partes siguientes, donde la franquicia patinó al dejar los coches en el garaje y a su protagonista, Tanner, en coma y puntos suspensivos. Hasta que, por fin, Ubisoft ha engrasado el motor original con mucho cariño en «Driver San Francisco», una aventura que demuestra que la tradición y la imaginación pueden ir de la mano con muy buenos resultados. Porque más de un purista torció el gesto cuando se enteró del intríngulis del título: la capacidad del convaleciente Tanner de «viajar astralmente» y saltar de un vehículo a otro gracias a una habilidad mágica llamada «shift», convirtiendo la aventura en realidad en un sueño o una alucinación de nuestro héroe. Vamos, ni una película de M. Night Shyamalan. Pero, tras probar a conciencia el juego, podemos afirmar que el hallazgo no solo no molesta, sino que casa a la perfección con la muy bien cocinada trama (un rompecabezas urbano para atrapar al villano Jericho) y con la mecánica del juego, a base de decenas y decenas de desafíos y pequeñas misiones con las que obtendremos dinero y vehículos desbloqueados mientras que sobrevolamos la ciudad cual Diablo Cojuelo. Bienvenidos al sandbox volador y levitatorio. Evidentemente, el escenario también es clave para el disfrute de este nuevo «Driver»: San Francisco y sus calles-montaña rusa, su Chinatown, su aroma setentero, su puente colgante, sus callejuelas en zigzag y sus habitantes peculiares. Una gozada atravesar el mapa a bordo del flamante Dogde Challenger del 70 de Tanner y su compañero (o de los otros 120 vehículos disponibles, más ambulancias, taxis, coches de policía…), ejecutando vibrantes misiones de caza al fugitivo o al corredor ilegal (aquí el «shift» entre polis se ejecuta con maestría), embestida de autos locos, persecuciones múltiples, piques, incluso tareas en la más pura línea «GTA», como oficiar de chofer para que una caprichosa e insoportable diva de la canción llegue a tiempo a su concierto… No hay muchas a pie, pero tampoco hace demasiada falta. Y no digamos cuando entra en acción el espléndido modo multijugador para nueve conductores. En fin, un juegazo que hace justicia a una franquicia histórica y recupera su supersonido y su sabor. No es de extrañar que la crítica se haya rendido a sus neumáticos. Esperemos que el respetable también (de momento en Reino Unido se ha colocado en segunda posición en un solo fin de semana a la venta, solo superado por «Deus Ex»).
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