«Alice Madness Returns», de vuelta al País de las Pesadillas



Categorías: Juegos

Para algunos, «American McGee’s Alice» fue el primer gran videojuego del siglo XXI. O, al menos, el pionero en calibrar las opciones reales de este sector para apropiarse de obras universales de la cultura universal y reinventarlas según sus propios códigos. O los códigos originales de la propia obra.

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Porque, aunque Disney y Tim Burton se empeñen en hacernos creer lo contrario, «Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas» y «Alicia a través del espejo» no son literatura infantil sino algo mucho más complejo, oscuro y hasta cuántico. Por ello, American McGee se empeñó en desperdigar por su juego las mágicas ilustraciones originales de John Tenniel y quiso que su Alicia empuñase un cuchillo en su portada, algo a Electronic Arts no le hizo demasiada gracia. Pero los tiempos cambian y los sabios rectifican, por lo que, once años después, su secuela, «Alice Madness Returns», no solo incluye el cuchillo de marras sino unos cuantos litros de sangre para rebozarlo. Pero ojo, nada de shooter pinpanpum de casquería gruesa. Lo de esta franquicia es puro encaje de bolillos pesadillescos, no solo gracias a sus impagables escenarios, que mezclan a Charles Dickens, Gustave Doré y Clive Barker con descaro sino a un hilo argumental que, en un alarde de coherencia, nos sitúa también once años después de la primera odisea de Alicia, candidata a ingresar en el Arkham Asylum a tiro de piedra. Avanzando en la aventura, nos toparemos con los personajes clásicos de Lewis Carroll, pero dotados de un toque siniestro, insano y profundamente inquietante. Esos hocicos de cerdo voladores, esas teteras arácnidas y cíclopes… puro surrealismo de estómago sucio. Contra ellos habrá que aplicarse a fondo con el cuchillo y el «bazooka pica-pica» en ristre. Pero, sobre todo, habrá que hilar fino para pasar por la cuerda floja de los niveles planteados ya que, en el fondo, este juego es un plataformas como la copa de un pino. Y precisamente lo bizarro, escheriano y salomónico juega en nuestra contra para seguir caminos estratosféricos y vericuetos imposibles, incluso cuando menguamos y obtenemos jugosas pistas y rastros. En fin, que volvemos a estar ante un juego único, rara avis en el panorama actual y perfecto para perderse mágicamente por una selva tan retorcida como fascinante. Para desierto fosilizado ya tenemos la cruda realidad.

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