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Ya lo dijo el sabio: si los pastores son lamentables, al menos que los borregos sean adorables. Y desde luego que las manadas que traemos hoy son sencillamente preciosas y deliciosas. Por un lado, tenemos una orquesta entera, la de «Disney Universe», uno de esos juegos largamente esperados por su condición de all-star con la mayor nómina de cracks de los dibujos animados de ayer y hoy reunidos en un solo título: clásicos de la casa como Aladín, Tarzán, Mickey, Donald, Ariel, Lilo… compartiendo plano con héroes de Pixar como los protagonistas de «Monstruos S.A.», «Buscando a Nemo» o «WALL.E» y otros muñecos de películas Disney como «Piratas del Caribe», «Alicia en el País de las Maravillas» o incluso «Tron». Un auténtico festín frenético dividido en distintos mundos para explorar en plan plataformero y plagados de monedas, tesoros, sorpresas, disfraces, cameos y demás gadgets burbujeantes. Así, recorrer un barco pirata lleno de peligros y trampas, un escenario futurista, una fábrica monstruosa o un fantástico territorio sacado de una lámpara maravillosa son algunas propuestas irresistibles de un juego con mucha miga y corteza. Además, su versión en Wii permite dinamizar el espectáculo con movimientos, acrobacias y habilidades solo al alcance de los más avispados. Un fijo para las peticiones navideñas.
Y, en la esquina opuesta, otro de esos personajillos entrañables y hasta adorables: Kirby, esa pompa rosa incombustible que lleva un año para enmarcar: lo empezó con el magistral «Epic Yarn» para Wii y lo terminará, también para la consola de sobremesa de Nintendo, con «Kirby’s Adventure», a la venta el próximo viernes 25. Pero, antes, no conviene perder de vista su «Kirby Mass Attack», un fabuloso plataformas de toda la vida para la DS donde Kirby deberá multiplicar sus esfuerzos contra el villano de turno, ya que tendremos hasta diez clones en liza para recorrer un puñado de mundos con el colorido y la imaginación habituales en él. Ritmo y adicción irresistibles, estupendo uso del lápiz táctil e implacables ataques coordinados redondean un juego que encandila y enternece al más pintado.
